Paseando por Kensington Gardens
Situados frente al emblemático Hyde Park (del cual originalmente formaban parte) y bajo la atenta mirada del majestuoso Kensington Palace, los jardines de Kensington siguen fascinando a propios y extraños desde hace más de dos siglos. Cerrados al pueblo llano hasta el año 1841, en ese año abrieron sus puertas convirtiéndose en públicos tiempo después de que la Reina Victoria fuera coronada en 1837. Pero no es en sí éste el comienzo de su historia…
En realidad todo comenzó en 1689, cuando Guillermo III y María II encargaron al arquitecto Christopher Wren que transformara su mansión recién adquirida, de nombre Nottingham House, en palacio. Nació así Kensington Palace. Los jardines que lo rodean y engalanan, tal y como los conocemos hoy, son producto de quienes vivieron allí en años posteriores. Por ejemplo, a Carolina de Brandeburgo-Ansbach, esposa de Jorge II, le debemos la presa construida en el río Westbourne, gracias a la cual se formaron una serie de lagos naturales que dotaron magníficamente de vida al parque. Lamentablemente, debido a la contaminación que sufrió dicho río, desde 1834 estas lagunas sobreviven gracias al suministro de agua desde el Támesis.
También la Reina Victoria dejó huella en estos jardines: bajo su mandato fueron diseñados la zona de jardines italianos y el impresionante Albert Memorial.
Dicen que este parque encanta sobre todo a los niños y no es de extrañar. A los más pequeños les encanta acercarse y observar la estatua de bronce que representa a Peter Pan sobre un pedestal por el que suben ardillas, conejos y ratones. Esta obra de Sir George Frampton se ha convertido en un mágico punto de encuentro para quienes recorren el parque desde que se instalara en 1912. A los niños también les encantará una zona muy especial que se encuentra muy cerquita de la dedicada a la Princesa Diana, en la que encontrarán un gran barco pirata, un poblado indio y hasta casas en los árboles… Todo recuerda a Peter Pan, y eso es porque, según se cuenta, J.M. Barrie, creador del niño que nunca quiso crecer, le dio forma aquí, paseando por estos jardines.
Otro punto mágico es en el que se encuentra el Elfin Oak, fruto de la imaginación de Ivor Innes, árbol sobre el que hay tallados multitud de personajes mágicos del bosque. Largo será el rato que pasarás intentando descubrir todos sus secretos…
Caminar junto al lago Serpentine (llamado así por su forma serpenteante) también es una delicia, y en él puedes admirar cisnes, gansos y patos. Si hace buen tiempo, aprovecha y alquila un bote de remos. Y toma nota si vas en época de calor pues existe un área dedicada a quienes quieren darse un chapuzón.
En los alrededores puedes también visitar la fuente homenaje a la Princesa Diana. Y si eres un apasionado de la cultura, aquí puedes regalarte también unas pinceladas en la Serpentine Gallery, gallería en la que suelen abrirse exposiciones de carácter temporal. Para descansar y reponer fuerzas, acércate hasta al pabellón L’Orangerie y tómate un revitalizante té inglés.
Información práctica:
– Horario: Kensington Gardens están abiertos todos los días, a partir de las 6 de la mañana hasta las 19:45 (hasta el atardecer por lo general)
– Ya dentro de los jardines, cada lugar para visitar puede tener sus propios horarios.
– Entrada gratuita.
Foto Vía: www.royalparks.org.uk

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